Fue en uno de estos días plagados de tristeza y melancolía, cuando la luz del sol volvió a asomarse por su ventana del hospital. Cubierta (literalmente) de gotas de lluvia que quedaban suspendidas en una telaraña que hace unas semanas tejió laboriosamente una araña ahora muerta. La telaraña tenía tantas gotas que Matt temía por la casa de la extraña compañera de alfeizar que tuvo tiempo atrás. El paisaje era sin duda deprimente, y si le añadimos que ese día había un corte de luz en el hospital y la electricidad de los generadores se reservó a las urgencias. Obtendríamos un panorama digno del más trágico de los poemas.
Afortunadamente para Matt, el mal tiempo no hizo desistir a Larissa en su afán por cumplir su promesa.
Matt conoció a Larissa en una de sus contadas escapadas del hospital al instituto 1. Fue exactamente hace veinte días dieciocho horas y treinta segundos…. o eso es lo que le gustaría poder decir a Matt, que no era capaz de acordarse del día que conoció a su única amiga.
En uno de los rituales empujones de los viernes que lo dejo tumbado en el centro de las escaleras, Matt, vio una silueta enfundada en una cazadora de cuero negro entreabierta, que dejaba ver una camiseta de manga larga negra como la pez. La cual contaba con el dibujo en blanco de un árbol muerto que se ramificaba y bifurcaba desde su nacimiento en el ombligo hasta su muerte en el final de las mangas.
Instintivamente el chico se encogió cuando la silueta decidió agacharse y tender una mano hacia él. Lo cual para pesar de Matt no amedrento a la muchacha a proseguir con su acercamiento a esa figura que se retorcía como una araña muerta; patas arriba y enroscado sobre sí mismo.
Y justo cuando Matt se encontraba a punto de decidirse por la tentadora opción de rodar escaleras abajo. La chica lo agarro del cuello de la camisa y lo incorporo diciendo:
- Deberías andar con más cuidado por el instituto –una breve pausa para apoyarlo contra la barandilla sin que se cayera- me refiero a tus compañías no tu remilgada forma de andar.
El chico la miro sin saber bien que decir y dijo:
- S…. su… suprongo… -y al ver que se le había trabado la lengua añadió-. Quiero decir… supongo
- ¿Qué pasa eres mudo, o qué? –pregunto la muchacha en tono irreverente aunque amigable-
- Si –dijo Matt, hasta que se dio cuenta de lo que había dicho- ¿Si? Esto no
- En fin, tenemos mucho de qué hablar Matt.
A partir de este punto fue cuando Matt empezó a pensar, que en realidad estaba hablando con una asesina en serie que podía leer los pensamientos de la gente. ¿Cómo leches había adivinado su nombre? 2
De todos modos y muy a su pesar la chica se empeño en acompañarlo a casa.
1: Huelga decir que después de cinco meses ininterrumpidos en el hospital, sus compañeros de clase lo acogieron calurosamente…. Especialmente los matones más sádicos que lo calentaron a base de bien.
2: Para los curiosos: En realidad lo sabía porque la muchacha había oído gritarlo a los abusones de turno, pero como la paranoica mente de este chico es tan delicioso no le diremos nada ¿vale?
No hay comentarios:
Publicar un comentario