sábado, 22 de octubre de 2011

Historias de la ciudad Cap 2: Matt 4ª Parte

El camino a casa transcurrió sin ningún accidente que no fuera memorable.
La primera metedura de pata por parte Matt, fue cuando pusieron un pie en la puerta que delimitaba el instituto con la acera. No se dio cuenta de que había pisado el cordón de la bota militar izquierda de Larissa, lo que provoco la caída de la chica. Y Matt, que seguía aferrado a la idea de que tenía una asesina en serie a su lado intento echar a correr pensando que había dejado noqueado a un peligro social.
Personalmente me inclino a creer que fue la milésima de segundo que dedicó el chico a sus paranoias. El tiempo que usó Larissa para agarrarlo por el tobillo de la pierna derecha y (creo que sin darse cuenta) colocarlo prácticamente de forma paralela a la acera retorciéndolo.
-****** 1 – grito Matt como si le estuvieran matando-.
-Perdón, perdón, perdona –dijo Larissa acercándose ipso facto a Matt-.
-¡¿Qué te perdone?! –Chilló Matt intentando arrastrarse por el suelo, lo que hizo aún más ridícula y patética su situación- ¡Después de la hostia que me he pegado, serás zorra!
-¡Eh que yo no te insultado, cacho cabrón! –Respondió Larissa para seguir gritando- ¡Además que seas un marginado que no sabe como andar no es culpa mía!
Después de lo que podríamos llamar intercambiar opiniones de una forma más o menos pacifica 2. La muchacha gótica decidió dejar a un lado las discusiones y se acerco al chaval para permitirle apoyarse en su hombro derecho 3.
El siguiente incidente fue cuando los amigos se encontraban andando por la mitad de un paso de cebra (bueno, cojeando). Una de las tiras de cuero de la chaqueta de Larissa, se enrosco al brazo de Mattt, como si de una serpiente se tratara. Y para colmo coincidió ese momento con un coche que decidió saltarse el semáforo.
Resultado nueva caída y rotura de una carísima cazadora de cuero negra, que ahora era poco más que cuero sin consistencia, amén de otro intercambio de opiniones sobre el gremio de sus parientes y la inteligencia de su interlocutor.
Cuando llegaron a la puerta de la casa de Matt, Larissa dijo con voz firme y dirigente:
-Mañana aquí a las siete y media para ir al instituto
-Per… -intento decir Matt, antes de darse cuenta de que se había quedado embobado viendo como se apartaba Larissa-.
1: Esta serie de amables asteriscos sustituyen una lluvia de insultos demasiados rudos hasta para este lugar.
2: Vamos… lo que llaman los políticos resoluciones diplomáticas… solo que estas no tenían bombas… se apañaban bien las palabras.
3: Lo cual creo que para ser un individuo humano es bastante loable. Después de haberte comido el suelo (me extraña que no le quedaran las marcas de las baldosas como si fueran un tatuaje), y de que te insulten, vas y ayudas a levantarse y caminar al culpable de ello.
4: Cabe destacar que con la chupa de cuero raída daba miedo, no, pavor. Y Mattt se sentía claramente inferior, al tener el tobillo torcido y numerosas magulladuras por todo el cuerpo.

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