jueves, 28 de julio de 2011

Historias de la ciudad: Dorian 1) (segunda parte y ultima de la primera aparicion de Dorian)

Esta historia ya está empezada, te recomiendo que la leas primero. Simplemente clicka en historias de la ciudad, y busca Dorian 1)


Mientras, yo me vanagloriaba en mis habilidades cinegéticas, los dos agentes del orden (o mejor dichos de desorden; porque admitámoslo; eran un grave de caso de buenos-para-nada) bajaron del coche.
La pareja estaba formada, por una mujer de unos veinte y muchos o treinta y poquísimos y un hombre (aunque chaval sería más exacto; pero claro para mi; todos sois unos chavales).
La mujer tenía, el pelo largo negro recogido en la gorra. Dejando solo uno o dos hilos oscuros recorriéndole su espalda. Mientras que el chaval, lucía un pelo, rubio en un peinado que se asemeja al de Tom Felton, en su papel de Draco Malfoy en Harry Potter.
Ambos llevaban el uniforme que les habrían entregado años (en el caso de la mujer) y meses (en el caso de nuestro Draco). De seguro que habían sido usados anteriormente, por dos razones:
1) El cuerpo de policía no gana lo suficiente para las coronas de flores de sus agentes, y uniformes nuevos. Así, que en lugar de la respuesta más sensata que sería no comprar más estúpidas rosas en círculo. Se decidieron por la que a más ex agentes agradaría: Las coronas.
2) La evidencia de que el sudor atrapado en las fibras, irritaba las pieles de los dos era (valga la redundancia) evidente.
Después de mantener una charla más insulsa a cada palabra 1 decidieron colocar carteles de prohibido el paso, y tomar unas fotos, coger una muestra de ese precioso pelo.
Al cabo de un rato nuestro Tom. Cansado, aburrido, y con ganas de volverse a casa. Inclinado sobre la pila de ropa, y con su camarada detrás. Con una voz, cansada y taciturna le pregunto a la mujer:
-Oye, Daphnet. ¿Y si nos volvemos ya? Aquí no hay nada, y estamos fuera, de servicio, el coche debería de haber estado en la cochera, de la policía hace 15 minutos.
-Chist.
- ¡¿Pero por qué me mandas callar?! No ves que voy medio muerto, que no me puedo tener en pie, estoy de resaca, y aquí no hay nada, salvo un cadáver, llama a quien corresponda y dejémoslo estar.
- Chist – volvió a decir la policía, pero esta vez poniendo la mano en su hombro derecho.
- ¡¡No me mandes a callar!! – dijo girándose, provocando un movimiento, de mar de olas entre las ropas, tanto suyas como de mi amante. Lo que ayudado por el viento, hizo que los girones de vestido que aún quedaban sobre mi querida otaku se desprendieran de su cuerpo.
Súbitamente la mano ejerció fuerza sobre su hombro, clavándole las uñas.
-¿Pero qué haces?
Como toda respuesta las uñas se desplazaron, arañando la piel del hombre hasta llegar a la bolsa, de agua, acido clorhídrico, sales y enzimas 2 que todos, tenemos en el cuerpo, para después darle un puñetazo en el estomago.
Y una vez dado comenzó una parábola con su pierna que lo tumbo (en efecto, le hizo un barrido). Pero, no todo acabo, en ese momento.
No contenta con haberlo dejado postrado en suelo, y escupiendo sangre. Lo levanto del cuello, y una vez que lo incorporo; le traspaso, la piel y el estomago 3, de un puñetazo. Obviamente dado con una fuerza sobrenatural.
No contenta con haberlo dejado postrado en suelo, y escupiendo sangre. Lo levanto del cuello, y una vez que lo incorporo; le traspaso, la piel y el estomago 3, de un puñetazo. Obviamente dado con una fuerza sobrenatural.
Pese, a mi asco, por la carnaza, de un burguer de mala muerte que había salido segundos antes de las tripas de la victima de mi amante. Eso, no fue escusa suficiente para ella, y para aliviar su dolor, ella si que lo dejo seco. Para finalmente, volver a ponerse el Cheongsam,y el moño.4


1 Aunque creo que a nuestro lector, culto, e ilustrado no le interesara el nivel mental de dos desechos de las películas de las tardes de los fines de semana policiacas. Pero me he llevado sustos peores, así que la reproduciré:
-Parece que tenemos un muerto –ella (¿de que te sorprendes? Si no quieres ver muertos no vayas por los barrios bajos de la ciudad)
-Si, una nueva víctima- él (y digo yo, si tu compañera ya lo sabe ¿Por qué razón que sobrepasa mi coeficiente lo repites?)- con algunos signos de violencia (¿algunos? Si casi le arranque la piel de la espalda de un arañazo).
- Buenos procedamos con el protocolo – ella (¿pero qué protocolo? ¿Respirar?).
2 Lo que en circunstancias normales llamarías jugos gástricos
3 Francamente, después de ver lo que aquel sujeto había cenado se me quitaron las ganas de dejarlo seco.
4 Ahora procederé, a explicar la jugada, que aun para muchos de mi especie, sigue siendo un misterio:
En si la teoría, es fácil, hay tres opciones:
1) Soborna al compañero (o compañera del policía en cuestión) para que se esconda bajo la ropa a media investigación, mientras tu ultimo capricho mata al enemigo. (poco realista)
2) Mata al compañero tu y escóndelo (fácil, pero se suelen dar cuenta)
3) Un truco, de hipnotismo, vampírico:
Basta con ralentizar a los sujetos, (o usar tu sangre, para aumentar tu velocidad) dar el cambiazo, y noquear al que seguirá vivo/a.
Y a partir de ese punto seguir viendo el espectáculo (fácil, bonito y eficaz; solo necesitas compenetración con tu compañer@ de cacerías)

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