miércoles, 3 de agosto de 2011

Eiloc: Presentacion de Ielena

En mi eterno afan por encontrar un modo de escritua que me llene he llegado a la fantasia con toque Tolkianos, espero que os guste:
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La luna llena había estado brillando, durante toda la noche, como hace cada 28 días todos los meses. La luna había estado iluminando a las sacerdotisa

s de la diosa luna elfica. Ahora solo quedaban los restos del ritual, celebrado por las matriarcas.
Que sucedio como sigue:
Cuando los primeros rayos de luna alcanzaron las briznas de césped, las novicias aparecieron.
Ellas eran las figuras ataviadas con un simple hábito de un blanco virginal (aunque un término más exacto seria camisón). Con adornos en sus cuerpos en forma de collares y brazaletes. De plata los primeros y de oro los segundos.
Ellas arrastraron sus cuerdas con campanillas. Como resultado del baño de pintura blanca producido hace un escaso cuarto de hora estaban trazando el círculo. Y llamando a sus superioras inmediatas.
Las comadronas. Las que llevaban junto a ellas una parte del alma de la mayoría del clan, las que habían ayudado a dar a luz, y por tanto salvar a casi todos (por no decir todos) los elfos del clan.
Las segundas madres, están vestidas con una bella túnica; más elaborado que el camisón de las novicias. La túnica era de un marrón, que haría reverdecer de envidia a las hojas otoñales (con las que estaban ellos), esta parte de las vestiduras representaba la estabilidad. Que como comadronas aportaban a las madres primerizas.
Si subíamos por los hombres, encontraríamos una capa, se un rojo sangre. Símbolo de la sangre menstrual, y de la vida. Era con esta capa con la que se envolvía a una madre elfa si moría en el parto.
En caso de que gustemos, de seguir un sugerente hilo de plata que rodea el cuello de todas las comadronas encontraríamos el colmillo de un lobo como símbolo de la virilidad y del semen. Era uno de estos los que se encuentran en las bocas de los niños que mueren en una luna o antes.
Fue cuando, las poderosas asistentas de las madres en estado de parto, pisaron los alrededores de las marcas del círculo cuando se pudo percibir lo que la madre superiora llevaba en brazos: Un bebe humano.
De no ser por los votos de silencio de las novicias y la no asistencia de las comadronas más conservadoras, la niña habría recibido los más variados y arcanos insultos. Debido, a que los elfos eran conscientes del daño que provocaban los humanos, a la madre Tierra.
Ellos eran los que torturan a los insectos, con sus gases dignos del mismo infierno o arrancándoles una a una las patitas y las alas. Los que deforman el hígado de un noble pato hasta convertirlo en algo similar a la mantequilla. Los que pinchan los ojos de las aves para que canten más. Los que idean las más sádicas, y pérfidas maquinas para provocar dolor a sus semejantes, por crímenes infundados o por haber sido obligados a matar. Los que no tienen ningún pudor, ni remordimientos por apoyar. Tanto directamente como indirectamente estos actos.
Y aunque los elfos, presumían de su “igualdad” y su “fraternidad” entre todos los seres, no eran capaces de disimular su odio por la raza, dominante, la que hace tantas lunas les gano la batalla, evolutiva. Cosa que los elfos consideraban incierto por que según ellos eran evolutivamente más aptos (cosa que hasta cierto punto es cierta).
Como espectador del suceso de discriminación racial que esta fuera del conflicto, puedo escribir unos pocos párrafos más. Pero los elfos tienen libros enteros sobre ello. Así que si quieres, pregúntales a ellos (si queda alguno cuando leas esto).

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