martes, 30 de agosto de 2011

historias de la ciudad: Matt 2ª cap 1ª parte



Mi cama está deshecha: sábanas en el suelo
y frazadas dispuestas a levantar el vuelo.
La muerte dice ahora que me va a hacer la cama.
Le suplico que no, que la deje deshecha.
Ella insiste y replica que esta noche es la fecha.
Se acomoda y agrega que esta noche me ama.
[…] 1
Una figura oscura se cernía como un lobo sobre su presa, sobre el papel. Iluminada únicamente por una vela posada sobre el suelo, a una distancia prudencial de la persona que estaba afanada escribiendo, tumbado boca abajo. Esperando las instrucciones que le llevarían a escribir y hacer lo que debía, las instrucciones de lo que él llamaba: El cuarteto de las sombras.
<< Ya nada tiene sentido. La muerte me llama. Bien pensado es como tomar un largo sueño ¿no? No deja de ser algo inevitable, así que ¿por que no lo podría adelantar?>>
<< No seré el primero en hacerlo,  Kurt, Marylin, Jim Morrison hasta la mismísima Cleopatra, se han suicidado. Visto así, al menos muerto tendré más amigos que vivo. Además, tomar Valium no es doloroso ¿verdad? … Eso es lo que decían los tíos de Internet>>
<< A fin de cuentas, la luz de mi vida se ha apagado y el único refugio que me queda es la oscuridad.  Abandonarme al sueño, eterno, porque soñar es una necesidad del ser humano. ¿No soy acaso alguien que vive en un laberinto de sombras, buscando la salida de su soledad?>>
<< La oscuridad es quien debe acompañarme en mi camino de soledad hasta llegar a encontrarme con mi destino implícito. La oscuridad es mi camino, y las tinieblas del laberinto mi trono, mientras que la sabia y antigua muerte es mi consejera>>
<<Por eso, espero que vosotros, los lectores a los que va dirigida esta carta, no os alarméis, porque vuestro, hijo, hermano o amigo, muera. Habrá terminado con su sufrimiento, rozado con sus labios la bella muerte y trascendido a los idiotas que pueblan este mundo>>
<<Así que no quiero llantos, cuando veáis que las dos botellas de vodka de papá, han desaparecido. Ni cuando veáis que tres de las cinco cajas de Valium de mamá han salido fuera del estante de las medicinas para dormir>>
<<Solo quiero, risas, las risas que sé que mi muerte os producirá. ¡Imaginarlo! Os quitareis de en medio un gran inútil de encima, un grave caso de idiotez aguda. Además dejareis de pagar la comida y la manutención de “ese ser oscuro que se encierra en su habitación viendo películas antiguas y leyendo a Anne Rice”>>
    Esperando encontrar a la hermana del sueño pronto:
                                                                                   Matt
Cuando, el chico, de unos quince años. Termino de escribir esta estúpida carta 2. La colocó cuidadosamente sobre un tapete, blanco, en el salón de estar asegurándose que sus padres la vieran al día siguiente cuando desayunaran.
Acto seguido, cogió una chaqueta de cuero negro 3, se ajusto unas muñequeras y pulseras “de pinchos”, arremangó la camiseta negra de manga larga con rayas rojas al final de estas. Se calzo unas botas negras, que más bien parecían ortopédicas. Y no olvido coger una bolsa de plástico (que probablemente saco del supermercado de barrio más cercano), en la que guardaba celosamente sus cajitas de medicamento para el “sueño eterno” junto a dos botellas de vodka para asegurarse esa eternidad.
A partir de ese punto, lenta, pausada y tranquilamente comenzó a avanzar por la casa hasta llegar a la puerta de madera que flanqueaba con el pasillo comunal del bloque de pisos. Ahora, tendría que darse prisa, o su (brillante si le preguntas a él, estúpido si me consultas a mi) plan, acabaría frustrado. Debía afinar su oído y sutileza, para encajar la llave y quitar el pestillo, que lo separaba de su deseada amante.
Estuvo a puntito de permitirse el lujo de tantear entre el plato que usaba su familia para colocar las piezas de metal que, como si fueran esclavos abrirían las puertas de la casa. Como consiguiente, decidió, esperar unos minutos insoportables a que su vista se acostumbrara a la oscuridad, y pudiera coger la llave necesaria para abrir la puerta.
Después de hacer sus ojos a la oscuridad. Conteniendo la respiración, cogió unas llaves con un llavero en forma de bola de billar. Entonces, suavemente, sin dejar que su miedo o ansia le dominasen, tiró de ellas. Pero ¡horror! Alguien había colocado las llaves de su madre encima. Al ver y sentir esa pequeña oportunidad de que su “meticuloso” plan se fuera al garete. Sin poder contener los nervios estiro de la bola de billar, para permitir a las llaves de su madre, caer al solo, tintineando y armando el (según él) mayor de los estrépitos.
En ese instante el terror lo domino. No fue capaz de evitar soltar un poco sonoro:
-Mierda.
Y pensando que todo estaba perdido, después de varios intentos en la penumbra. Quitó es pestillo de la puerta. Y salió corriendo a la desbandada al falso amparo de la noche.
1 Óscar Hahn
2 Ni que fuera su testamento, ahora mismo se encontraba patéticamente llorando sobre ella, y emborronando la caligrafía que con tanto esmero había trazado.
3 Nunca pensé que me gustaría la ropa de un suicida/gótico/emo en potencia. Felicidades idiota, estas un poco más cerca de caerme bien.

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