lunes, 15 de agosto de 2011

Eiloc: presentacion de Ielena: final

En el momento en el que la figura vestida con una especie de habito negro(aunque en realidad era un túnica) que era presionado contra el cuerpo usando una cuerda dorada un poco más bajo que el pecho. Lo que unido a la capucha también negra que llevaba, le daba un aspecto más de hombre del saco que de maestro. Si al aspecto ya amenazador de por si lo aderezamos con dos guantes de cuero. Obtendremos una imagen bastante clara del maestro, Goldaryr.
La primera reacción de Zirimarith, fue el mayor de los espantos, debido a que otra de las virtudes del señor Goldaryr, es que en el pasado se quemo la cara cuando invocaba a un djinn del desierto. Pero cuando la pequeño observo como su “madre” los obsequiaba con uno de esos abrazos que por poco te hacen caer rendido al suelo por el fuerte olor a hierbas que ha quedado impregnado en ella. Le ofreció de beber un taza caliente de infusión de regaliz. Y se ofreció a preparar un barreño de agua con artemisa para sus pies (cosa el viajero rechazo por cordialidad). La joven medio-elfa cambio de opinión.
Cuando se sintió lo suficientemente segura, se acercó, andando y como buenamente pudo al invitado. Al verla, este interrumpió la conversación con Tia Narmolay y con una voz, increíblemente melodiosa (incluso para un elfo cantor) dijo:
- Veo, que tienes una buena bribonceta en casa, querida – dijo el encapuchado con una sonrisa que apenas fue visible para las dos mujeres-. Tiene valor, por lo que si no, no se habría acercado a mí, pero también cautela porque se lo ha pensado.
- Bueno, ¿no dicen que son cualidades de los humanos? –dijo la mujer, al mismo tiempo que miraba con una chispa de malicia y resentimiento al hombre-.
- Sabes que eso no fue por su culpa, además si no hubiera sido por tus cuidados ahora estaría muerto y con una cara peor aún.
- Claro, lo que tú digas “maestro”- cabe destacar la sorna e ironía inyectada en la última palabra-.
- Creía que no venía discutir sobre los tiempos pasados –dijo el mago algo indignado-. Tengo mejores cosas que hacer en Tamuyr, acabo de recoger a un alumno.
- - ¡Ah! La diosa sabe que esos alumnos te llevan por el camino de la amargura. ¿Por qué no vienes a vivir con nosotras?
- Ya mantuvimos esa conversación hace un siglo – dijo dirigiéndose a la puerta-. Adi…
- ¡Espera! – chillo, angustiada la elfa-. Mis sentimientos ya no importan, te he llamado para hablar de la niña.
- Ummh – fue lo único que el elfo profirió, cerrando la puerta pero sin soltar la manivela-.
- Sabrás, por los juglares que acuden a tu escuela su caso – a esta afirmación el mago correspondió con un leve movimiento de cabeza-. No sabes lo difícil que se me hace para mí, pero. Quiero que le enseñes
- - ¿¡Estás loca mujer!? Ambos somos viejos y sabemos en el problema en el que me metería si entreno a un elfo en mi escuela sin consentimiento de la Reina Anarïôn.
- Sabes que ellos la odian, la quieren lejos, y además, puede que tú tengas hechizos rejuvenecedores que le hagan efecto, pero no soportaría verla morir. Ya paso con mi primer hijo – al decir esto, ultimo no puedo retener unas lagrimas-.
- Chst, tranquila- dijo el mago en tono conciliador.
Al ver a la pobre elfa, llorar el mago no pudo evitar acercarse a enjugarle las lágrimas con la manga de su túnica.
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Cuando la triste y sollozante elfa se calmo. Fue cuando la pequeña; después de un grandísimo esfuerzo, trajo una taza del regaliz que había tomado “el-hombre-que-hizo-llorar-a-mama”. Aunque él como la había hecho llorar era desconocido para ella, sabía que tenía que ver con él. Pese a todo la muchacha no alcanzaba a comprender que ni el maestro ni sus palabras eran la razón del llanto.
Fue cuando le tendió la taza (medio vacía, dado que había sido prácticamente derramado por el camino), el momento en el que con muchísimo esfuerzo dijo:
-Mmm-ma-mama
-¿Q,qué as dicho Ziri? –Logro titubear Narmolay-
-Mama – dijo como si hablar de repente cuando tu madre se ha rendido, fuera lo mas natural del mundo-.
La luz, reemplazo la oscuridad del semblante de la comadrona. Sus ojos brillaron con un fulgor, que las propias estrellas envidiarían. Sus rasgos juveniles parecion volver a su cuerpo, haciendo que sus 300 años parecieran poco mas de 28 (aunque para los humanos suela aparentar tener 30 años). Pero el gozo aumento al oir las palbras de antiguo novio:
-Decidido, puede venir a la escuela. Con unas condiciones:
Solo podrás verla en periodo de vacaciones. Te responsabilizas de todo lo que le pase, desde hechizos fallidos hasta caídas. Las notas serán enviadas por diablillos mensajeros cada año. Y deberas darme una tarta de manzana anual - añadió con una sonrisa de bobalicon de oreja a oreja-

1: Esta distinción es hecha por que las comadronas elfas, solo pueden serlo si han perdido a un niño, o si son vírgenes. Cosa que obviamente Narmolay no lo es al haber tenido a un niño mestizo, antes de cuidar de Zirimarith.
2: los magos llaman dormidos a los que no pueden practicar la magia, normalmente por dogmas o tabúes.
Ej: En el siglo XXI prácticamente toda la población esta dormida al no creer en la magia.

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