jueves, 11 de agosto de 2011

Eiloc: Presentacion de Ielena: 4ª Parte

Al llegar la suma sacerdotisa al círculo, y sin mediar palabra con sus semejantes. Cogió a la niña y se sentó. Lleno la copa con agua, usando la mano libre, y colocó el baston frente a ellas en posición horizontal. Y finalmente rasgo el manto que envolvía a la pequeña con la daga y una vez que estuvo completamente desnuda. Le pincho el dedo con la punta de la daga para que cayeran unas gotas de sangre1.
Al caer esta al suelo, salpicado de figuras verdes, de tal modo que parecía como si Gaia se hubiera dedicado a esparcir un líquido mágico en la zona. Se pudo apreciar como al simple contacto con la tierra esta se filtro y se integro en el seno de los tréboles. Fue justo cuando la sacerdotisa alzo la daga para permitir a la criaturita seguir con su ciclo de reencarnaciones. Y antes de darle tiempo a esbozar una sonrisa de satisfacción los restos de sangre que habían quedado sobre la superficie del altar comenzaron a brillar. La diosa Aiana-Matyr la había reclamado.
Ella era la madre de todos los elfos, a la que se llamaba en los escasos bautizos y los aun más escasos casos de enterramiento. La protectora de la raza, la que ha velado por su bien desde tiempos inmemorables. La que enseño a los elfos el secreto de la inmortalidad, y la que fue castigada por el dios de la muerte, robándole los secretos de la inmortalidad. Corrompiéndolos otorgándoselos al primer vampiro.
Ella era la que acababa de tomar bajo su divina protección, a la pequeña.
-Ella, es la que acaba de tomar como su protegida a la pequeña Zirimarith ap Aiana (lo que traducido queda en algo así como: Zirimarith la hija de Aiana) – dijo la sacerdotisa malhumorada, sin abandonar su postura de sentada y su mohín de desprecio a la humana-.
Dicho esto la comadrona con de más alto rango (la misma que hace dos días la encontró medio sepultada bajo la nieve y le aplico sus “escasos” 2 conocimientos de medicina natural) fue designada como su protectora. Debería proveer por su educación, darle sustento y lo más importante y según dijo la suma sacerdotisa:
-Vigilarla, no podemos permitir que un humano descarriado venga a destrozar milenios de tradiciones elficas.
La pequeña aun no era consciente del peligro que acaba de correr, pero al parecer su nueva madre la había protegido por alguna misteriosa razón.
La educación de la niña siguió sin mayores problemas, que su falta de habilidades sociales y su socio fobia. Cabe hacer especial mención a su lento desarrollo intelectual (para los elfos) dado que estos comienzan a hablar al primer año de vida. Este peculiar retraso en la adquisición de las habilidades fonadoras fue lo que condujo un día un maestro elfo a la cabaña del bosque de la comadrona.
La joven Zirimarith, (que entonces tendría cerca de los dos años, para ser exactos 22 meses, edad a la que los niños elfos comienzan a decir frases con sentidos; mientras que ella se limitó a seguir con palabras bisílabas) estaba sentada en un rincón de la cabaña. Ese era: “su rincón”. Como la cabaña de Tía Narmolay , era harto pequeña; contando esta con una cocinilla donde se secaban las plantas del bosque, que envolvía la cabaña 3. Una espartana habitación hacía de salón de estar en el que los libros eran el único entretenimiento de la elfa, y los escasos juguetes fabricados por la comadrona de la niña.
Era en este salón de estar, donde la construcción de piedra y madera que dos personas podían llamar hogar se tornaba más cálida. Por la razones ya citadas podemos intuir el espacio reservado a la que fue bendita hace casi dos años fue bendita. Estuviera alojado en la sala de estar. En efecto, esta era literalmente el rincón que quedaba más cerca del único dormitorio de la casa.
El rincón de juegos (que era el nombre con el que lo bautizo Tía Narmolay cuando estuvo construido). Estaba delimitado por una procesión de troncos, que como hacen en los meses de primavera la oruga procesionaria 4. Los troncos en si eran de encina, que habían sido despojados de la dura y negruzca cascara que los protege de las agresiones externas hasta dejarlos en unos cilindros cuasi perfectos.
Dentro del cuadrado delimitado por los antaño florecientes entre abril y mayo. Se encontraba una manta de un amarillo anaranjado similar al del color del girasol.
Encima de la propia manta encontraríamos, probablemente, los siguientes objetos:

-Un caballito de madera bastante rustico; formado por dos piezas de madera (el tronco y la cabeza). Varios palos (cuatro, para ser exactos). Y algo de hilo para la cola. Todo junto no superaría el tamaño de la mano de un adulto.
-Una taza (también de madera) mordisqueada por Zirimarith
-Dos muñecos de trapo: representantes de un elfo y una elfa. Mientras que los dos estaban manchados de barro del bosque. El muñeco masculino tenía sendas manchas de zumo de bayas silvestres (aportadas por la taza de Zirimarith cuando esta intento que bebiera un poco). Y la elfa simplemente carecía de manchas adicionales debido al especial cuidado y remilgo con el que era tratada.


1: Para las cerradas mentes tanto humanas y como orcas: Usó magia para curar la herida
2: Recordemos que estamos hablando de elfos: Sus conocimientos de las plantas igualarían a los de cualquier botánico, pero no dejaban de ser relativamente escasos para una elfa de su categoría, que se había dedicado al aprendizaje de la magia, que no debe ser aplicada a los menores de 3 meses.

3 El bosque era tan tupido y oscuro que la impresión de que los propios arboles iban a sepultar el refugio de la comadrona elfa, y de la joven medio-elfa.
4 Thaumetopoea pityocampa Schiff

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