martes, 3 de enero de 2012

Eiloc: Cap1) Presentacion de Ielena resubida

Bueno, os hago una resubida de Eiloc, para que no tengáis que buscar los capítulos. Como siempre divertíos, y recordar que un blog vive a través de los comentarios.






La luna llena había estado brillando, durante toda la noche, como hace cada 28 días todos los meses. La luna había estado iluminando a las sacerdotisas de la diosa luna elfica. Ahora solo quedaban los restos del ritual, celebrado por las matriarcas.
Cuando los primeros rayos de luna alcanzaron las briznas de césped, las novicias aparecieron.
Ellas eran las figuras ataviadas con un simple hábito de un blanco virginal (aunque un término más exacto seria camisón). Con adornos en sus cuerpos en forma de collares y brazaletes. De plata los primeros y de oro los segundos.
Ellas arrastraron sus cuerdas con campanillas. Como resultado del baño de pintura blanca producido hace un escaso cuarto de hora estaban trazando el círculo. Y llamando a sus superioras inmediatas.
Las comadronas. Las que llevaban junto a ellas una parte del alma de la mayoría del clan, las que habían ayudado a dar a luz, y por tanto salvar a casi todos (por no decir todos) los elfos del clan.
Las segundas madres, están vestidas con una bella túnica; más elaborado que el camisón de las novicias. La túnica era de un marrón, que haría reverdecer de envidia a las hojas otoñales (con las que estaban hechos), esta parte de las vestiduras representaba la estabilidad. Que como comadronas aportaban a las madres primerizas.
Si subíamos por los hombros, encontraríamos una capa, se un rojo sangre. Símbolo de la sangre menstrual, y de la vida. Era con esta capa con la que se envolvía a una madre elfa si moría en el parto.
En caso de que gustemos, de seguir un sugerente hilo de plata que rodea el cuello de todas las comadronas encontraríamos el colmillo de un lobo como símbolo de la virilidad y del semen. Era uno de estos los que se encuentran en las bocas de los niños que mueren en una luna o antes.
Fue cuando, las poderosas asistentas de las madres en estado de parto, pisaron los alrededores de las marcas del círculo cuando se pudo percibir lo que la madre superiora llevaba en brazos: Un bebe humano.
De no ser por los votos de silencio de las novicias y la no asistencia de las comadronas más conservadoras, la niña habría recibido los más variados y arcanos insultos. Debido, a que los elfos eran conscientes del daño que provocaban los humanos, a la madre Tierra.
Ellos eran los que torturan a los insectos, con sus gases dignos del mismo infierno o arrancándoles una a una las patitas y las alas. Los que deforman el hígado de un noble pato hasta convertirlo en algo similar a la mantequilla. Los que pinchan los ojos de las aves para que canten más. Los que idean las más sádicas, y pérfidas maquinas para provocar dolor a sus semejantes, por crímenes infundados o por haber sido obligados a matar. Los que no tienen ningún pudor, ni remordimientos por apoyar. Tanto directamente como indirectamente estos actos.
Y aunque los elfos, presumían de su “igualdad” y su “fraternidad” entre todos los seres, no eran capaces de disimular su odio por la raza, dominante, la que hace tantas lunas les gano la batalla, evolutiva. Cosa que los elfos consideraban incierto por que según ellos eran evolutivamente más aptos (cosa que hasta cierto punto es cierta).
Como espectador del suceso de discriminación racial que esta fuera del conflicto, puedo escribir unos pocos párrafos más. Pero los elfos tienen libros enteros sobre ello. Así que si quieres, pregúntales a ellos (si queda alguno cuando leas esto).
Aun así, volvamos a nuestra historia.
Aunque normalmente, el recibimiento de una nueva vida entre los elfos es acogida con gran alboroto. Debido en parte a la escasísima data de alumbramientos elfos (que es incluso más baja que la actual humana), la otra razón de peso es que a los elfos les encanta festejar 1.
Pese a todo, el odio racial no dejaba de ser algo latente, y es que hacía poco más de quince días (nótese la adición de un día extra dado que estamos en territorio elfico, y son exactamente las doce de la noche) los humanos habían comenzado a talar los arboles. Que estaban a tres kilómetros del principio del círculo de los bosques 2.
Y eso si eras un elfo “tolerante”. Si eras vengador o incluso cazador o guerrero. Raro sería que tu linaje no contase con alguna historia en la que un humano, robó una buena pieza de caza o salvo a los enemigos de tus antepasados.
Naturalmente que esto no eran más que paparruchas. Los humanos no odiaban a los elfos 3. Bueno, ellos solo los llevaron al borde de la extinción. Pero por una razón de peso: ellos los atacaron antes (obvia  decir que los elfos alegan que asesinar a los humanos que veían destrozando el bosque era una lucha justa y noble y que ellos fueron los que empezaron la lucha).
En resumidas cuentas, eso es lo que gritaban los rostros de las elfas.
Ninguna quería a una humana entre ellas (además del odio. Las razones principales eran:        a) habría que educarla, quererla, protegerla alimentarle… b) aunque ninguna se atrevería a decirlo, tenían un miedo atroz a que la inevitable muerte les arrancara de sus brazos a su niña).
Aunque, como era lógico (y como ya he dicho arriba) nadie se atrevió a desatar la ira de los dioses y romper algún voto de silencio o desobedecer a la madre superiora.
En medio de estas reflexiones, aparecieron las sacerdotisas. Vestidas con una túnica verde oruga (dependiendo de la línea de los elfos en cuestión cambiaban de color: Los elfos del bosque usaban las verdes, los altos elfos usaban túnicas grises, los elfos oscuros… digamos que prescindían del peso extra en sus ceremonias), la cual acompañaba con destellos la luz de las estrellas y representaba la naturaleza. Lucían las mismas capas que las comadronas y su colgante era de oro (en ocasiones enano) representando una luna llena con dos medias lunas a los lados 4.
A la cabeza del mar de verde, iba la suma sacerdotisa. Que en señal de luto había cambiado su bello vestido purpura por uno de un rojo carmesí. Portaba:
 Una daga  engarzada en esmeraldas, las que representaban las plantas, y sus bienes. Tanto curativos como venenosos, porque con la daga te puedes defender pero también puedes autolesionarte.
Llevaba también una flauta de hueso en uno de los pliegues de la túnica. La que representaba la libertad que puede dar el aire al alma, y el peligro de los huracanes, tornados y mangas marinas.
Un bastón de roble, firme y poderoso; estable como la propia tierra. Y que al descargarlo contra un ser vivo provocaba daños graves en él.
Y una copa representativa del agua. Liquido de la vida, donde todo empezó y empieza, y donde acabaran las almas, en un barco hasta la tierra del verano 5.

1: Uno de los poquísimos aspectos que tienen en común con los vampiros: los elfos han aprendido a disfrutar de la fiesta, debido a que es algo que aligera sus longevas vidas. Según algunos eternas y según otros simplemente larguísimas. Debido a esto, los elfos han bebido de todos las fuentes de sabiduría posibles, y aprendido todas las artes del entretenimiento posibles. Ni que decir tiene que una gran mayoría de miembros de otras razas ha acabado pensando que los elfos se dedican casi exclusivamente a la diversión.
2: El reino, elfo. Separado por el basto océano del continente humano, está dividido en “anillos” o “círculos” creados para todas las facciones, a excepción de los elfos oscuros que optaron por auto-exiliarse a las montañas. El primero de estos círculos es el de los elfos del bosque, situado a pocos kilómetros de la costa. Personalmente dudo que los humanos quisieran ofender a los elfos… es más dudo que unos humanos, no entregados a la magia u otra disciplina preternatural supiese que estaba en tierras elficas… o ya puestos orcas.
3: Bueno no más que se odiaban entre ellos, asiáticos, occidentales, africanos… Todos sois iguales, no os importa ni siquiera vuestro planeta, solo os interesáis por vuestra megalomanía personal, y no mostráis excesivos escrúpulos a la hora de mataros entre vosotros.
4: El símbolo de La Diosa. Que actualmente han adoptado los paganos humanos.
5: Que es el nombre que daban los antiguos elfos, y los modernos neo-paganos a la tierra donde los muertos descansan hasta su próxima reencarnación.
Al llegar la suma sacerdotisa al círculo, y sin mediar palabra con sus semejantes. Cogió a la niña y se sentó. Lleno la copa con agua, usando la mano libre, y colocó el baston frente a ellas en posición horizontal. Y finalmente rasgo el manto que envolvía a la pequeña con la daga y una vez que estuvo completamente desnuda. Le pincho el dedo con la punta de la daga para que cayeran unas gotas de sangre1.
Al caer esta al suelo, salpicado de figuras verdes, de tal modo que parecía como si Gaia se hubiera dedicado a esparcir un líquido mágico en la zona. Se pudo apreciar como al simple contacto con la tierra esta se filtro y se integro en el seno de los tréboles. Fue justo cuando la sacerdotisa alzo la daga para permitir a la criaturita seguir con su ciclo de reencarnaciones.  Y antes de darle tiempo a esbozar una sonrisa de satisfacción los restos de sangre que habían quedado sobre la superficie del altar comenzaron a brillar. La diosa Aiana-Matyr la había reclamado.
Ella era la madre de todos los elfos, a la que se llamaba en los escasos bautizos y los aun más escasos casos de enterramiento. La protectora de la raza, la que ha velado por su bien desde tiempos inmemorables. La que enseño a los elfos el secreto de la inmortalidad, y la que fue castigada por el dios de la muerte, robándole los secretos de la inmortalidad. Corrompiéndolos otorgándoselos al primer vampiro.
Ella era la que acababa de tomar bajo su divina protección, a la pequeña.
-Ella, es la que acaba de tomar como su protegida a la pequeña Zirimarith ap Aiana (lo que traducido queda en algo así como: Zirimarith la hija de Aiana) – dijo la sacerdotisa malhumorada, sin abandonar su postura de sentada y su mohín de desprecio a la humana-.
Dicho esto la comadrona con de más alto rango (la misma que hace dos días la encontró   medio sepultada bajo la nieve y le aplico sus “escasos” 2 conocimientos de medicina natural) fue designada como su protectora. Debería proveer por su educación, darle sustento y lo más importante y según dijo la suma sacerdotisa:
-Vigilarla, no podemos permitir que un humano descarriado venga a destrozar milenios de tradiciones elficas.
La pequeña aun no era consciente del peligro que acaba de correr, pero al parecer su nueva madre la había protegido por alguna misteriosa razón.
La educación de la niña siguió sin mayores problemas, que su falta de habilidades sociales y su socio fobia. Cabe hacer especial mención a su lento desarrollo intelectual (para los elfos) dado que estos comienzan a hablar al primer año de vida. Este peculiar retraso en la adquisición de las habilidades fonadoras fue lo que condujo un día un maestro elfo a la cabaña del bosque de la comadrona.
La joven Zirimarith, (que entonces tendría cerca de los dos años, para ser exactos 22 meses, edad a la que los niños elfos comienzan a decir frases con sentidos; mientras que ella se limitó a seguir con palabras bisílabas) estaba sentada en un rincón de la cabaña. Ese era: “su rincón”. Como la cabaña de Tía Narmolay , era harto pequeña; contando esta con una cocinilla donde se secaban las plantas del bosque, que envolvía la cabaña 3. Una espartana habitación hacía de salón de estar en el que los libros eran el único entretenimiento de la elfa, y los escasos juguetes fabricados por la comadrona de la niña.
Era en este salón de estar, donde la construcción de piedra y madera que dos personas podían llamar hogar se tornaba más cálida. Por la razones ya citadas podemos intuir el espacio reservado a la que fue bendita hace casi dos años fue bendita. Estuviera alojado en la sala de estar. En efecto, esta era literalmente el rincón que quedaba más cerca del único dormitorio de la casa.
El rincón de juegos (que era el nombre con el que lo bautizo Tía Narmolay cuando estuvo construido). Estaba delimitado por una procesión de troncos, que como hacen en los meses de primavera la oruga procesionaria 4. Los troncos en si eran de encina, que habían sido despojados de la dura y negruzca cascara que los protege de las agresiones externas hasta dejarlos en unos cilindros cuasi perfectos.
Dentro del cuadrado delimitado por los antaño florecientes entre abril y mayo. Se encontraba una manta de un amarillo anaranjado similar al del color del girasol.
Encima de la propia manta encontraríamos, probablemente, los siguientes objetos:


       -Un caballito de madera bastante rustico; formado por dos piezas de madera (el tronco y la cabeza). Varios palos (cuatro, para ser exactos). Y algo de hilo para la cola. Todo junto no superaría el tamaño de la mano de un adulto.
      -Una taza (también de madera) mordisqueada por Zirimarith
      -Dos muñecos de trapo: representantes de un elfo y una elfa. Mientras que los dos estaban manchados de barro del bosque. El muñeco masculino tenía sendas manchas de zumo de bayas silvestres (aportadas por la taza de Zirimarith cuando esta intento que bebiera un poco). Y la elfa simplemente carecía de manchas adicionales debido al especial cuidado y remilgo con el que era tratada.
1: Para las cerradas mentes tanto humanas y como orcas: Usó magia para curar la herida
2: Recordemos que estamos hablando de elfos: Sus conocimientos de las plantas igualarían a los de cualquier botánico, pero no dejaban de ser relativamente escasos para una elfa de su categoría, que se había dedicado al aprendizaje de la magia, que no debe ser aplicada a los menores de 3 meses.
3 El bosque era tan tupido y oscuro que la impresión de que los propios arboles iban a sepultar el refugio de la comadrona elfa, y de la joven medio-elfa.
4 Thaumetopoea pityocampa Schiff
En el momento en el que la figura vestida con una especie de habito negro(aunque en realidad era un túnica) que era presionado contra el cuerpo usando una cuerda dorada un poco más bajo que el pecho. Lo que unido a la capucha también negra que llevaba, le daba un aspecto más de hombre del saco que de maestro. Si al aspecto ya amenazador de por si lo aderezamos con dos guantes de cuero. Obtendremos una imagen bastante clara del maestro, Goldaryr.
La primera reacción de Zirimarith, fue el mayor de los espantos, debido a que otra de las virtudes del señor Goldaryr, es que en el pasado se quemo la cara cuando invocaba a un djinn del desierto. Pero cuando la pequeño observo como su “madre” los obsequiaba con uno de esos abrazos que por poco te hacen caer rendido al suelo por el fuerte olor a hierbas que ha quedado impregnado en ella. Le ofreció de beber un taza caliente de infusión de regaliz. Y se ofreció a preparar un barreño de agua con artemisa para sus pies (cosa el viajero rechazo por cordialidad). La joven medio-elfa cambio de opinión.
Cuando se sintió lo suficientemente segura, se acercó, andando y como buenamente pudo al invitado. Al verla, este interrumpió la conversación con Tia Narmolay y con una voz, increíblemente melodiosa (incluso para un elfo cantor) dijo:
-          Veo, que tienes una buena bribonceta en casa, querida – dijo el encapuchado con una sonrisa que apenas fue visible para las dos mujeres-. Tiene valor, por lo que si no, no se habría acercado a mí, pero también cautela porque se lo ha pensado.
-          Bueno, ¿no dicen que son cualidades de los humanos? –dijo la mujer, al mismo tiempo que miraba con una chispa de malicia y resentimiento al hombre-.
-          Sabes que eso no fue por su culpa, además si no hubiera sido por tus cuidados ahora estaría muerto y con una cara peor aún.
-          Claro, lo que tú digas “maestro”- cabe destacar la sorna e ironía inyectada en la última palabra-.
-          Creía que no venía discutir sobre los tiempos pasados –dijo el mago algo indignado-. Tengo mejores cosas que hacer en Tamuyr, acabo de recoger a un alumno.
-          - ¡Ah! La diosa sabe que esos alumnos te llevan por el camino de la amargura. ¿Por qué no vienes a vivir con nosotras?
-          Ya mantuvimos esa conversación hace un siglo – dijo dirigiéndose a la puerta-. Adi…
-          ¡Espera! – chillo, angustiada la elfa-. Mis sentimientos ya no importan, te he llamado para hablar de la niña.
-          Ummh – fue lo único que el elfo profirió, cerrando la puerta pero sin soltar la manivela-.
-          Sabrás, por los juglares que acuden a tu escuela su caso – a esta afirmación el mago correspondió con un leve movimiento de cabeza-. No sabes lo difícil que se me hace para mí, pero. Quiero que le enseñes
-          - ¿¡Estás loca mujer!? Ambos somos viejos y sabemos en el problema en el que me metería si entreno a un elfo en mi escuela sin consentimiento de la Reina Anarïôn.
-          Sabes que ellos la odian, la quieren lejos, y además, puede que tú tengas hechizos rejuvenecedores que le hagan efecto, pero no soportaría verla morir. Ya paso con mi primer hijo – al decir esto, ultimo no puedo retener unas lagrimas-.
-          Chst, tranquila- dijo el mago en tono conciliador.
Al ver a la pobre elfa, llorar el mago no pudo evitar acercarse a enjugarle las lágrimas con la manga de su túnica.
<<Puede haya sido demasiado duro –pensó el maestro Goldaryr- La pobre mujer ya paso por una muerte cuando éramos jóvenes, es natural que quiere proteger una vida, después de todo es comadrona 1. Además ya he notado el don de la magia en la niña. Bueno todos los niños lo tienen, no será difícil evitar que se duerma 2>>
Cuando la triste y sollozante elfa se calmo. Fue cuando la pequeña; después de un grandísimo esfuerzo, trajo una taza del regaliz que había tomado “el-hombre-que-hizo-llorar-a-mama”. Aunque él como la había hecho llorar era desconocido para ella, sabía que tenía que ver con él. Pese a todo la muchacha no alcanzaba a comprender que  ni el maestro  ni sus palabras eran la razón del llanto.
Fue cuando le tendió la taza (medio vacía, dado que había sido prácticamente derramado por el camino), el momento en el que con muchísimo esfuerzo dijo:
-Mmm-ma-mama
-¿Q,qué as dicho Ziri? –Logro titubear Narmolay-
-Mama – dijo como si hablar de repente cuando tu madre se ha rendido, fuera lo mas natural del mundo-.
La luz, reemplazo la oscuridad del semblante de la comadrona. Sus ojos brillaron con un fulgor, que las propias estrellas envidiarían. Sus rasgos juveniles parecion volver a su cuerpo, haciendo que sus 300 años parecieran poco mas de 28 (aunque para los humanos suela aparentar tener 30 años). Pero el gozo aumento al oir las palbras de antiguo novio:
-Decidido, puede venir a la escuela. Con unas condiciones:
Solo podrás verla en periodo de vacaciones. Te responsabilizas de todo lo que le pase, desde hechizos fallidos hasta caídas. Las notas serán enviadas por diablillos mensajeros cada año. Y deberas darme una tarta de manzana anual - añadió con una sonrisa de bobalicon de oreja a oreja-

1: Esta distinción es hecha por que las comadronas elfas, solo pueden serlo si han perdido a un niño, o si son vírgenes. Cosa que obviamente Narmolay no lo es al haber tenido a un niño mestizo, antes de cuidar de Zirimarith.
2: los magos llaman dormidos a los que no pueden practicar la magia, normalmente por dogmas o tabúes.
Ej: En el siglo XXI prácticamente toda la población esta dormida al no creer en la magia.

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